La nueva administración de Estados Unidos ha reunido a la oposición venezolana en Colombia en una acción liderada por el embajador estadounidense en Venezuela que despacha desde Bogotá, James Story. Entre los representantes opositores están los líderes de la oposición que arrastramos desde 2002: Henrique Capriles, Leopoldo López, Julio Borges. Algunos asistieron presencialmente, otros por zoom.
La reunión bajo la nueva administración de Joe Biden, aseguran, es básica para unificar de nuevo los esfuerzos, cohesionar a la oposición en un plan coordinado para ¿adivinen qué? Negociar de nuevo con el chavismo.
En el pasado, los líderes opositores que hoy vuelven a representar a la oposición fueron legitimados y aupados por elecciones y, en el caso de Leopoldo López, ha sido de cierta forma reivindicado por una larga pena de prisión.
Pero, intentadas todas las vías posibles con todos los actores conocidos, me pregunto: ¿Hoy están legitimados esos líderes opositores para representar a los ciudadanos de a pie que adversan al gobierno? ¿Qué elecciones los sustentan? ¿Las parlamentarias de 2015 cuyo período legal ha expirado?
Sabemos de sobra que la dictadura carece de toda legitimidad, pero ¿la tiene la dirigencia opositora que decidirá nuestro nuevo escenario político? La duda sigue flotando en este pesado aire político hoy más disperso y turbio por el exilio: si estamos condenados a vivir con la dictadura chavista, ¿podemos al menos opinar y votar para elegir al contrincante, a un líder opositor? ¿O será Guaidó el líder per secula seculorum?
No hay que perder la esperanza, nos dicen. “La luz al final del túnel viene ahora desde Bogotá”. Mientras algunos ya se preparan para una falsa contienda de cara a unas elecciones regionales, ya casi adivino la nueva ruta: “Mesa de negociación, gobierno de transición y elecciones libres”.
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